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riente, como conviene a up valiente, mientras el vencedor

es aclamado por sus compañ.eros y celebrado con danzas por

sus jóvenes amigas.

.,

El vencedor se pavonea triunfante, enjuga con la man–

ga el sudor que le destila del rostro y en seguida des-afia

a los del partido opuesto a devolver!te la mano.

Se organiza entonces un segundo duelo, y el torneo con–

tinúa así, de de.squite en

d~esquite,

hasta que todos los hom–

bres se hftyan castig,ado de ocho a diez

ve~ces

y

cada vez con ,

mayor ferocidad.

)

.

Cuando por fin los dos grupos se

separ.an

, cada cual

busca un riachuelo donde lavar sus l

lagas. Lo

s duelistas

beben, un trago de

aguardi~en

te ·de sus cantimp.Ioras, renue–

van su provisión de coca y reanudan con flamantes brios

la excursión ·en busca de otros adversarios para dar

y

reci-

bir lat'igazo.s.

.

1S,e llama a esto "paseo",

y

no se puede negar que. es

encantador en su género. Con qué orgullo

y

placer hacen

alarde de valor

y

agilidad los m

uc~p.achos

ante las bellas

"hijas del Sol" que los admiran sinceramente.

Tales son las escenas

carnav~J,escas

que durante 48 ho–

ras se desarrollan sin descanso en todos los · r'e'Plie.gues de

la_cordillera. Sólo la: víspera del miércdles de

c·eniz~

dan–

zarinas y luchadores reposan bebiendo. Estos, con las p'ier–

nas hinchadas y hechas pedazos, se tienden sobre sus lau–

reles, en la imposibilidad d'e·mantenerse

~n

p'ie.

Para el gusto de los quichuas, constituyre ésta una di–

v·ersión sublime.

En

la provincia de lea y otras regiones, la fiesta se cele–

bra alrededor de . un árbol. En las haciendas, el dueño es

el organizador; en las aldeas, un grupo de jóvenes entu–

siastas se encarga de .los pr'e'Par.ativos y reparte las invita–

ciones.

Es

miércoles de ceniza;

se

ha elegido un árbol grueso

y frondoso. --sauce o canelo-. Por la mañana, un equipo de

voluntarios lo corta

.a

ras del suelo y una yunta de bueyes

lo arrastra hasta el

1

ugar designado en el patio de la ha–

ctenda o en la plaza

de

la a:ldea,

y

que ya se ha convenien–

temente regado y barrido.

Allí los organizadores de la fi·esta cavan un hoyo ba§–

t~nte

pr·ófundo, y por medio de cu·erdas plantan sólidamente

el árbol. Hecho esto , se suben a las ramas y cuelgan de ellas

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