Casi siempr e quedan uno o dos muertos. Pero no es
éste sino un lance insignificante; despu·és de retirar los san–
grientos despojos, continúan !la flesta y las libaciones.
Cu-ando sobreviven de la lid algunos toros demasiado
pacíficos, se forma entonces una fila de indígen_as que se si-
. túan a conveniente distancia del toril, . colocándqse en di–
·ferentes actitudes, sea hincados; sentados ·en -el suelo o ten–
didos. Todos ellos yan armados de lanzas, apuntando con
eHas
hac~a
adelante y con el mango fuertemente apoyado
en tierra; de este .m-Odo · se disponen a resistir la carga de
los enorm·es cuadrúpedos.
- ·Al salir del toril, el grupo se detlene, prim·ero sorpren-
.
.
.
dido y
tí~mido.
P·ero luego, heridos los flancos por los pinchos
de los guardias, asustados por la música salvaje de la or–
questa, los gritos de la multitud y el ·estallido de los cohetes
que llevan prendidos a los cuernos, todos los animales em–
~bisten
en masa contra la fila de picadores inclinados sobre
sus lanzas. - ¡Qué col·istón! La mitad de los hombres salen
disparados por los aires y todos
ca~en
medio aturdidos. sobra_
los toros, que yacen y se
debatencon la garganta atravesada
. ·
_ por Ios hierros. Se ltes rema.ta a todos a puñaladas
y
en
s{guida se les arrastra hasta la ·casa. del jefe de la fiesta.
Allí se l·es d€spedaza inmediatam-ente y la carne es repar–
tida .al
~ue·blo,
tal como en e.l tiempo de los incas.
Después de esto .se suelta a· los animal·es de cualidades
· luchadoras. Inm·ediatamenté' se lanzan en persecución
de
los
indios, que los provocan con trapos rojos
y
los hieren con
sus lanzas y picanas.
~se
forma entonces un desordenado
juego de fugas
y
alcanc-es entre peatones, jinetes
y
toros; un·
ens-drdecedor estrépito de fanfarrias, mugidos, gritos de ale–
gría. o dolorosos quejidos. Las ·cornadas menudean sobre los
picadores torpes y los curiosos medio ebrios que s.e arries–
gan a penetrar en la arena.
Bero existe otra forma de organizar las corridas: en vez
·de lim-itar el ·espectáculo a la plaza del pueblo, se ' dispone
para ello de todas las calles de la aldea. Pe-ro, ·¿cómo se re–
lnedia·rá ·el caso si las bestias resultan flemáticas y pere–
zosas? Ya se verá.·
Desd-e la semana
an~erior
a la fiesta, varios cazadores
salen en busca de algunos c-óndor·es
y
se apoderan de ellos
·en la siguiente forma: sobre un terr·eno plano
y
libre de ve-
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