que fueron los españoles. Por la seguridad que por
aquella banda tenía, les pareció que bastaba cualquiera
defensa, y así echaron solamente un muro grueso de
cantería de piedra, ricamente labrada por todas cinco
partes, si no era por
el
trasdós como dicen los albañiles:
tenía aquel muro más de doscientas brazas de largo.
Cada hilada de piedra era de diferente altor, y todas las
piedras de cada hilada muy iguales, y asentadas por hilo
con muy buena trabazón, y tan ajustadas unas con otras
por todas cuatro partes, que no admitían mezcla. Ver–
dad es, que no se la echaban de cal ni arena, porque
no supieron hacer cal; empero echaban por mezcla una
lechada de un barro colorado, que hay muy pegajoso,
para que hinchase
y
llenase las picaduras que al labrar la
piedra se hacían. En esta cerca mostraron fortaleza y
policía, porque el muro era grueso, y la labor muy pulida
a ambas partes.
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