esto lo atribuyen a encantamiento, por la familiaridad
tan grande que con los demonios tenían.
En cada cerca, casi en medio de ella, había una puerta,
y cada puerta tenía una piedra ·levadiza, del ancho y
alto de la puerta con que la cerraban. A la primera
llamaron Ttiyupunku, que quiere decir Puerta del Are–
nal, porque aquel llano es algo arenoso de arena de hor–
migón. Llaman Ttiyu al arenal y a la arena, y Punku
quiere decir puerta. A la segunda llamaron Aqhawana
Punku, porque el maestro mayor que la hizo se llamaba
Aqhawana, pronunciada la sílaba ca, .en lo interior de la
garganta. La tercera se llamó Wiraqocha Punku, consa–
grada a su dios Wiraqocha; aquella fantasma de quien
hablamos la-rgo, que se apareció al príncipe Wiraqocha
Inka, y le dió el aviso del levantamiento de los Cchankas,
por lo cual lo tuvieron por defensor y nuevo fundador
de la ciudad del Cusco, y como a tal le dieron aquella
puerta, pidiéndole fuese guarda de ella y defensor de la
fortaleza, como ya en tiempos pasados lo había sido
de toda la ciudad y de todo su imperio. Entre un muro
y otro de aquéllos tres, por todo largo de ellos, hay
un espacio de veinticinco o treinta pies; está terra–
plenado hasta lo alto de cada muro: no sabré decir si
el terraplén o es del mismo cerro, que va subiendo, o si
es hecho a mano; debe ser de lo uno y de lo otro. Tenía
cada cerca su antepecho de más de una vara en alto, de
donde podían pelear más defensa que al descubierto.
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