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desiguales en el tamaño y en la Íacci6n, encajan unas

Cóñ.

otras con increíble juntura, sin mezcla. Todo esto se

hacía a poder de mucha gente, y con gran sufrimiento

en el labrar, porque para encajar una piedra con otra,

era forzoso probarla muchas veces, no estando las más

de ellas iguales ni llanas,

&.

Todas son palabras del P.

M. Acosta, sacadas a la letra, por las cuales se verá la di–

ficultad y el trabajo con que hicieron aquella fortaleza,

porque no tuvieron instrumentos ni máquinas de que

ayudarse.

Los Inkas, según lo manifiesta aquella su fábrica, pa–

rece que quisiero.Q mostrar por ella, la grandeza de su

poder, como se ve en la inmensidad y majestad de la

obra; la cual se hizo más para admirar que no para otro

fin. También quisieron hacer muestra del ingenio de

sus maestros y artífices, no sólo en la labor de la cantería

pulida (que los españoles no acaban de encarecer) mas

también en la obra de la cantería tosca, en la cual no

mostraron menos primor que en la otra. Pretendieron

asimismo mostrarse hombres de guerra

eh.

la traza del

edificio, dando a cada lugar lo necesario para defensa

contra los enemigos.

La fortaleza edificaron en un cerro alto que está al

Septentrión de la ciudad, llamada Saqsaywaman, de cuyas

faldas empieza la población del Cusco, y se tiende a todas

partes por gran espacio. Aquel cerro (a la parte de la

ciudad) está derecho casi perpendicular, de manera que

está segura la fortaleza de que por aquella banda la

acometen los enemigos en escuadrón formado, ni de otra

manera, ni hay sitio por allí donde puedan plantar arti–

llería, aunque los indios no tuvieron noticia de ella hasta

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