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CARLO,S. CAMINO CAI:.DERON

Más adelante veremos cómo a -propósito de la

índepen–

dencia

ele Cutervo, los cajamarquinos se· arrancaron ' el clavo

chotano.

'

-

¡

AúTO

!-Exclamación propia de Piura y Lamba·yeque:

y que equivale a nuestrQ

¡adiós melones!

-

El ¡adió! es una de las piedras de toque para reconocer

a las gentes de esos· departamentos norteños. La otra piechJ_

de toque es

~1

P 1;teda ser:

En Lima decimos:

¡Puede ser!

Aquello de feminizar el

puede,

es de pura estirpe nortéña.

¡ADIOS HUARAZ Y SUS MUROS¡ ·. . . o estampa–

ré GOmpleta esta procaciaad que, sin ningún fundamento, se

atribuye al __Fadre Chuecas. El noble, valiente y regocijado

franciscano que fué ·desterrad.o a Huaraz -a raíz de una re–

bujiNa en la que intervinieron, junto con

~1.

una garrida

m<:_–

lambina y un arrieFo tucumano- no

a p

id

er injusto

y

de$agradecido con la ciud d que tan benévola 11ente lo acogió,

y le abrió sus bra2lOS.

Para que no se diga que no quiero nada on lós ancashi–

uos, allá va este apunte por más que en tres séptimas partes

de su contenido,

h~y

alguna ex-ageración:

Huaraz, presunción.

Carhuaz, borrachera.

Yungay, hermosura.

Caraz, dulzura.

Huaylas, cosecha.

Recuay, ladronera.·

]Jacate, ¡re111afe!

Ahora bien : 'lo de Yungay

hermosura

¡es verdad ! Los

oficiales de "Pichincha" y "Voltígeros" que tu_vieron sus

acantonamientos en Yungay, poco antes de abrirse la cam–

paña que culminó en Ayacucho, se hacían !enguas de la

gra~

cia y hermosura de las yungaínas, y llamaban a Yungay:

Puerta del cielo.

_

Respecto de Caraz

dulzura,

decimos que también es cier–

to. Allí se preparan riquísimas conservas de manzana, du-