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CARLOS CAMINO CALDERON

91

mal viene de no poder estar solos).

El chisco en pelusa la pasa de acuerdo con Aristóteles

que sostiene que la felicidad está en el ocio, y en -bastarse a

sí mismo; por más que eso esté en pugna con el consejo de

Solón de enviar a los tribunales a todo el que no trabaje.

En ese ·caso,

ei

chisco en pelusa no ha hecho sino seguir la

línea de Aristóteles que es la de menor resistencia.

El chisco en pelusa ha llegado al

nihil admirare

(no ad–

mirarse de nada) de Horacio, y al

¡cuántas cosas hay que

yo no necesito 1

de Sócrates, ante el _escaparate del tendero...

Por fin, a la hora de morir, como ha vivido ·al igual de

Goethe cuando decía:

I eh hab' mein Sach auf nichts gestellt

(He puesto mi deseo en nada), y como ha oído al cura predi–

car que según el Eclesiastés -el Eclesiastés nomás -el día

de la muerte es mejor que el del nacimiento, muere tranquilo

~pensando

que, desRués de todo, nosotros

no

hacemos sino ju–

gar las cartas que a v"da: ba-raja!. ..

CHOCOPE ¡NI M E

1

I

RRQP

~.,_Sa111

?eci-r( •

y San Pablo de Chocop

Sant~

Domingo de Chicama, son

dos pueblos del anéh

ti vallle de Chicalflla fundados en

1538 por Fray Domingo de Sant.o Tomás, esclarecido varón

1

qpe arribó al Perú junto con Don Francisco Pizarro.

Chicama y Chocope se hallan a 6 y 10 leguas de Truji–

Uo, respectivamente. Durante los primeros años de su vida,

el pueblo de Chicama - que había sido fundado en terrenos

de la encomienda de Don Diego de Mora, primer Goberna–

dor de Trujillo - superó al de Chocope. Se vanagloriaba de

poseer un convento de Santo Domingo, y la fábrica ele donde

había salido la primera azúcar elaborada en el Perú. Esta

fábrica había sido establecida por Don Diego de Mora, quien

hizo venir de México la semilla de

~aña.

Mientras tanto, Chocope llevaba .una vida lánguida y era

_un pobre pueblecito de arrieros y de sembradores de arroz,

razones por las que los chicameros - orgullosos de su azú–

car y ele sus progresos - decían despectivamente

:-Choco-

.

pe

¡ni miel ni arrop'ef- ...

Los chocopanos mordían el ajo y aguantaban. ¡Ellos