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CARL~S

CAM.INO CALDERON

-

81

CHICLE VERDE.-Así llaman los huaqueros trujilla–

nos á la coca.

CHIRIMOYAS DE CHICLIN.-- Todo lo delicioso,

suave, fragante y exquisito, que. obtienen los trujillanos sin

más trabajo que el de recibir y dar las gracias, se llama

clvi–

rimoya de

e

hiclín.

V ,

' f

eamos porque.. . . . ..

Cuentan los viejos de Trujilló que allá por

el

primer

enarto del siglo pasado, una de las más delicadas fruiciones

de la Excelentísima Señora Marquesa de Herrera y Valle..

hermoso, y Condesa de Valdemar de Bracamonte, era enviar

ce regalo las famosas chirimoyas ·eosechadas en la huerta de

5U

hacienda "Nuestra Señora del Rosario de Chiclín".

Verdaderas ánforas de leche y almíbar, gruesas, fresquí–

.simas v •con dos o tres semillas apenas, aquella famosas

chi~

rimoyas llegaban desde

el

valle de Ohicama en

chipas

de to–

tora, y entre mullida aapa de hoja de huabo.

Como generalmente las enviaban verdonas, la marquesa

tenía el cuidado de eo1ocar1as e

los

cajo~es

de la ropa. Allí–

entre las faldas de raso y

lo~

corpiños de hilo de Flandes, de

la marquesa, y las camisas de madapolán

y

los chalecos ombli–

gueros del marqués.--m\aduraban pacíficam.ente y de !allí

salían en artísticos azafates de plata ·cincelada, que lucían las

m·mas de los Bracamonte y de los Cacho, a procurar el de–

leite de las personas que tenían la dicha de ser obsequiadas.

A propósito de esas chirimoyas se contaba que

un~

día,

en momentos en que el Libertador dejaba la mansión de los

marqueses de Herrera donde había estado de tertulia, lleg-Ó

una carreta de bueyes portando alguno cestos

repleto~

de la

¡nirífica fruta.

Un esclavo ele la casa llamado Eufrasia -que era muy

listo y que en 1820 había favorecido, por orden ele su ama, la

fuga del Coronel español Tolrá_, presentó al Libertador una

de las chirimoyas que iban desembalando en el patio.

Dicen que Bolívar recibió la chirimoya,

y

reparando que

estaba cubierta

d~

polvo , la devolvió exclamando en voz alta