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conci!etne. a la influencia ejercida por el medio sobre el in–
dígena sudamericano.
En Al·emania, los a1nericanistas se dividen clar-amente
.
.
.
en var ias ramas . Primero,
los compiladores: A. Bastian,
"Die KulturHinder des alt-en Amerika"
(Berlín, 3 vol.,
1878-
J
.
1889
(1) ;
R . Brehm,
"Das
Inka-Rei~ch"
(
J'ena,
1885);
G.
Brühl ,
"Di-e kulturvolker alt-Amerika's"
(Nueva York,
1877);
R. Cronau,
"Amerika"
(Leipzig, 2 vol.,
1892);
F.
Ratzel,
"Volkerkunde"
(Leipzig,
3
vol.,
1885-1888);
en seguida, los
•
viaj eros preocupados de arqueología: E. W. Middendorf,
"Peru"
(Berlin,
1893);
W. Reiss
y
A. Stübel,
"Das
Todt·enfeld
(Berlin,
1880-1887)
Reiss, Stübel, Kop-
p~~
....
"l+-!+.i+~i-1-l'l·R.
Industrie Südamerikanischen
Vol–
lterthümer"
!b)~_,~,f¡J~~
o.
Martens,
(Berlín,
~""""ido
al francés
so
.1
e
u
xve
siecJ,e".
París,
19
;
y
un verdaa ro je j e
'd
escuela, H. Cunow,
"Die
soziale Verfassung des Inkareichs"
(
Stuttgart.,
1896).
La
t esi s de Cunow es, en síntesis, la siguiente: los emperadores
.,
peruanos n o crearon jamás sino un lazo ficticio entre las
tribus; no han añadido nada a las instituciones ·preexist·en–
tes
y
se han limi t ado a apropiárselas; el imperio constituía,
no un Est ado verdadero, sino una aglomeración de pueblos,
unidos por la fuerza bajo un mismo cetro. La única insti–
tución fundamental que· formaba unidad social era el clan
(aylly) .
Intentaremos demostrar, en el curso de esta obra,
que esa teoría, expuesta con mucho vigor
y
que contiene
una parte de Ferdad, es insuficiente.
/
(1) Entr.e l as otras obras, de menor
importa~ci'a,
escritas por Bas–
t ian , mencionamos :
"Die Rechtsverhaeltnisse bei verschiedenen Voelkern
der Erde"
(Berlín,
1872)
y
"Kulturhistorische una . sprachZich'"e Beitrage
zur Kenntniss .des alten Peru"
(Viena,
1891).
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