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ci·onal~
que
"no
hable al alma",
c~m'9 ~escribe
Wi·ener (1), es
exa-cto
si
esta alma
es
el alma compUcada
y
atorm·entada
que
llev~mos
dentro de nosotros, pero la simplicidad
y
la
monotonía de los temas y de las decoraciones no debían d-e ·
desagradar seguraménte
a
un ·pueblo
~cuya
vida era en si
m.isma simple y monótona. Por otra parte, no debemos exa-
:gerar: los
indíos
·eran ·capa·c-es de realizar muy bellas o·bras.
Hay vasos que son verd.adeTos !ietratos dest
inados a acom–
pa:fiar a la tumba a los que
les
sirvieron de
mode.Io&.
(2) .·
-Lo que no deja de ser inquietante
es
la pasi-ón de los
quichuas por la
natur~Heza
artifi.cial. El j.atdin del _Cuzco, ·
con
sus
árboles,
sus
pájaros,
sus
llamas y 'su pastor,
todo
d-e oro, n
·deslumb ·
m·enos
~que
nos sorprende,
y
tal acu-
mulació
d
Y.
~
-¡.
hoy de
un pueblo S·emi–
.es diferente de
entos y sucesivos
del espíritu humano
y
no razonar sobr·e su industria, según
1~ ~·escubrimiento~
de nuestras art·es
y
los métodos ing,
en.io–sos
que una larga prá·ctica y la comuni·cación de las ideas
· han podido hacernos imaginar" (3). Si se objeta que el art·e
. de los quichuas ·es, en reaUdad, sobre. todo, fruto de los
aportes de las civiliza·ciones del Norte y d ·el Noroeste, qui–
teña o chimú, repli-caremos que hay que f.eUcitarse de que_
los soberanos del Cliz.co_ no hayan destruido ningún centro
de ·cultura, sino que, por ·el .cont·rario, hayan sabido aprove–
char la ·escuela de los vencidos. '
(1)
"Pérou et Bolivie",
,p.
634
y
550,
n.
1.
(2)
Daniel R-eal,
"Un chef d 'oeuvre de
la cé1'am"lque péruvienne".
"Journal de la Société
des
Américanistes de París",
1921.
· (3)
"L' injluence de. la découverte de l'Amérique .
.. ",
p ~
-23, nota. Sobre
los gustos de los mexicanos por los objetos de metal que representan ani–
males, véase Pierre Martyr,
"De Orbe · Novo" ,
trad. !r., Paris, 1907, p. 452.
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