'10
ESTAMPAS HUANCAVELICANAS
piedras precit>sas, de las personas que ellos ya cpnocen, quie–
nes tienen las mejores prendas, para arreglar los "quilles".
Adornan al Santo en la plaza de Yananaco. También los "qui–
lles" son arreglados por individuos especializados, en la mis–
ma plaza, quienes además tienen la obligación de bailar du–
rante el día de la fiesta.
En la tarde, años atrás, se realizaba la célebre "Batalla'·,
en lá siguiente forma:
·
Cierto número de individuos formaban dos bandos: los
Moros y los Cristianos. Se constituían a caballo en la plaza
principal. Se disfrazaban con máscaras de badana que les cu–
brían toda la cara, dejando simplemente aberturas para los
ojos, naríz
y
boca. Se forraban la cal;Jeza con lana, t,rapos y
mates fuertemente amarrados con grandes pañuelos; el cuer–
po estaba protegido por cincq o seis pellejos
y
hasta con plan–
chas de hierro y gruesos sacos, también usaban botas. Los ·
cristianos se situaban al lado de Catedral y los moros hacia
la casa Consistorial. Cada bando tenía como música un pito
y un tambor y al son de un tono apropiado, que les servía de
arenga, luchaban con unos garrotes nudosos de maguey ver–
de. Muchas veces, algunos malvados colocaban dentro del
maguey un palo de Hoque que como se sabe es muy resistentr::
y duro. Antes de la presentación de éstos, la música acompa–
ñaba a unos disfrazados llamados "suizos", cuyos vestidos
eran de colores·de castilla. El populacho y hasta la gente de
"alto copete'; incitaban a los participantes proporcionándoles
palos de m¡¡.guey, caballos, etc., y sobre todo costeando la
li–
cencia para esta fiesta que duraba tres días.
En muchas ocasiones la riña llegaba hasta el crimen,
porque cuando a alguno se le destrozaba el palo y el otro se–
guía acometiéndole, entonces cogía los est ribos para defen–
derse.
Parece que las person as que tenían cuentas por arreglar,
por cierto rencor u odio, daban rienda suelta a sus perversos
instintos.
Felizmente hace muchos años que ya se suprimió. Aho–
ra la fiesta se realiza solamente alrededor del Santu, sin la
célebre "Batalta".