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Así los indios de pequeñas estancias o "pagos" se imagi–
nan que los "'jayacoj" son hombres privilegiados, capaces de
comunicarse con Dios y con el Diablo.
Gracias a la meditada campaña de los Misioneros se van,
estos brujos, reduciéndose a su ínfima expresión.
"CONDENADO"
Un arriero qeu traía de Ayacucho cuatro cargas ele plata
a lomo de mulos, por encargo de su patrón, se alojó en las in–
mediaciones de Izcuchaca, en un lugar denominado "Molino"
de propiedad de un señor D. S., quien tenía su cuidador; éste
muy de madrugada, mientras el arriero cargaba al cuarto mu–
lo, hizo desviar una carga y arrojó 'sólo al animal. Mientras
el cuidador se repartía el dinero con el prollietario del·sitio, 'el
arriero desesperado con su desventura a cuestas, puesto que,
para reparar la pérdida tenía que trabajar el resto-de su vida
y t:ilvez hasta sus descendí.entes, iI;npetraba de rodillas a las
causantes quienes por la codicia del dinero tornáronse indo–
lentes y sordos al clamor del pobre indio GUyas inocentes lá–
grimas llegaron hasta el
ch~lo
en procura de la justicia Divina.
Al poco tiempo murió el cuidador del "molino", su mujer
y
su hijo. Aquel por ser el directo culpable se condenó, es de–
cir, arrojado "almaicuerpo" de la vida ult raterrena, debía rc–
fugiai-i;e por entre los montes tomando la forma de un animal
con cabeza humana gritando de vez en vez: Da ... vid ... de–
vuelve la plata .. . Inclusive creen que por causa del hur·.o
don D. S., dueño del "molino", que aún vive, sufrió de pará–
lisis en sus piernas.
¿\lgunos indios astutos aprovechan de esta superstición
del "condenao" para llevarse, en época de cosecha, un
po:~o
de cereales de las eras.