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solo. En ese lugar cava un hueco, invoca a la "Pacha–
ma!fia" (Madre tierra)
y
le dice, por ejemplo: aquí te traigo ·
la "pagapa", el enfermo te implora por mi intermedio que le
hagas sanar porque es un padre de familia que tiene que man–
tener a sus hijos," etc. acto seguido entierra, no todc lo que
ha pedido, sino los granos de maíz. Luego retrocede poco a po–
co cuidando no dar la espalda hasta llegar a
UR
desvío o cur–
va, porque en caso contrario el mal lo cogería él;
y
debe irse
a su· casa
y
no a la del enfermo porque volvería a regresar la
enfermedad. Mientras tanto los parientes del que siente el
dolor recogen flores de retama, hojas de tumbo, flores de hay–
sillo, rosas blancas, etc.; todas estas cosas son mezcladas con
maíz blanco molido. Al día siguíente a las once o doce de la
noche, el curandero extiende aquella preparación sobre una
manta o sobre un poncho
y
traslada al enfermo para que se
sobe todo el cuerpo en el tiempo de una hora, y, después de
"quipichar" (envolver) en una manta
y
pedir dinero hacién–
doles creer que es para pagar a "pachamaca", se encamina
hasta encontrar un sitio donde se crucen cuatro o cinco cami–
nos, deposita el contenido de la manta
y
retrocede sin dar la
espalda hasta llegar a una curva
y
se dirige a su casa.
Al día siguiente, algún viajero indio, no debe mirar al pa·
sar por ese sitio porque si no la enfermedad se prende de
él.
Por eso si alguien ha visto sin darse cuenta, entonces debe re–
troceder sin voltear
y
regresar a su casa.