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lientes y ciertas yerbas medicinales, colocan al enfermo para
que sude como un condenado. Y es natural que con esta es–
pecie de baño turco· el indio arroja todas las toxinas. Después
de este baño le
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el ·cuerpo con grasas y cebos"de anima–
les como del llama, cóndor, etc., mezclado con .yerbas.
Las heridas de carácter infeccioso· estos ·"jampej" cura.n
de la siguiente manera:
Recogen el estiércol de animales que ya están en descom–
posición, por consiguiente riquísimo en moho, base de la pe·
nicilina, y después de ser calentado juntamente con barro po–
drido ,aplican a manera de cataplasmas o emplastos dejándo–
los secar hasta el día siguiente, luego cubren la herida con ho–
·jas frescas de tabaco silvestre.
De lo expuesto podemos almacenar la siguiente conclu–
sión: 10- que nuestros indios con el sistema de "Jayapa" v
"Jayacoj" aplicaron y aplican desde siglos atrás el métoc!o
psicoanalítico para curar "el susto". 20-Que con el sis–
tema de la "pachamanca" o baño entre piedras y yerbas
r.~~lientes, sinónimamente a:plica.ron los baños-turcos, y, 3c.>–
Lo más grande y lo que llama la atención es de lo que se ade–
lantaron a la aplicación de 1a penicilina, puesto que, coñ 10$
hongos o moho que producen los excrementos descompuestos,
sanaban las heridas matando los infecciosos microbios.
Y de paso podemos afirmar con emocionada verdad que
nuestros indígenas curanderos o "jampijcuna" recetan a los
inaios descalcificados el "pachas rumi", que es úna piedra
especial, blanca y suave que mezclado con la cancha o sea el
maíz tostado, resulta de agradable sabor. Esto llevan de fiam–
bre especialmente los arrieros, es decir, nuestros "chutos".
También la •ipasña" o muchacha prepara el "isco-api'', es de–
cir, Ja mazamorra de cal.
Así, nuestros indígenas de las quebradas y de las punas
se vigorizan de esta rústica pero natural manera, sustituyen–
do
y
compitiendq a las inyecciones de calcio.
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