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de evocarnos las antiguas trastiendas de las boticas, olorosas de yer–
bas. Por supuesto, la planta de "romero" tiene bien · ganados sus
laureles, pues, entre los compuestos posee el 1canfene, el terpene, el
cineol y el borneol, que, sólos, pueden darle la fama que detenta
como antiespasmódica y tónica.
La muy mencionada planta de "lapacho" (1) (Tecoma lapacho)
es también empleada para calmar los ''golpes'' del corazón.
Hasta ahora, ningún asomo extraordinario de inteligencia pue–
de acreditársele al pueblo. Todos, viejas
y
viejos, sufren de este mal
y
todos, invariablemente, se curan en la forma que hemos esbozado.
Más que enfermedad y remedio priva la costumbre. Es . una larga
leyenda ésta. Ancianas apoltronadas en las cómodas hamacas, con
el té humeante entre las manos
y
la inacabable serie de "chinitas"
pendientes del mal, casi cotidiano, de la "man1a señora". Viejitos
tosedores, que no padecen más que el tedio de las largas siestas
provincianas, quejándose entre tos y tos, de su viejo mal, tan viejo
como él, y llamando des.esperadamente por el ''té de hojas de na–
ranjo''. enoritas pa
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dolidas de su
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mantenido fiel a la
trad1ci ' en lo ue res:Q ta :al trata:Jhiento de estos males, es decir
que no ha dado más que lo que de él se esperaba, aguardad un
instante y lo veréis, osado, plantear un serio problema a la medici–
na del futuro, nada menos que a la medicina organoterápica. El
fundamento de esta nueva postura es el viejo adagio de que las
enfermedades se curan con sus ''similares''. Entonces, ¡,por qué no
curar el corazón humano suministrando polvo de
~corazón
de anima–
les~
He aquí la receta: ''se hace secar un corazón de zorrino (Me–
phitis suffucans) o de cuervo (Sarcoramphus papa), .se lo pisa en
el mortero y se da un poco de este polvo en té". Curiosa prescrip–
ción opoterápica que coloca a la medicina popular en la vanguardia
de los modernos métodos experimentaies
d~
la medicina actual.
El polvo de corazón de ' ' zorrino'' o de ''cuervo'', .¿cómo actúa?
(1) F ÉLIX DE AzARA,
en
su:
Desoripoión del Paraguay y Río de Za Plata,
y
el P.
T 10MÁS FALKNER,
en
su:
Descripción de la Pata.gonia,
pág. 45 la men·
eionan entre otras plantas.