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en.. busca.rse un amaño y · un medio para resarcirse con–
venientemente de aquella ofensa,
[567] pensamiento
que, si · bien repugnaba a su probidad, con todo, a
im–
pulsos de
i~
cólera que
le
producía el ser tenida en menos por
culpa de otra mujer, estuvo ya a punto de poner en prác–
tica. Per9 he aquí que cuando, entre ·dudas
y
vacilaciones, re–
volvía estos pensamientos en su mente, una noche, mienJtras
. dormía, Dios quiso, llevándola en ·espíritu al infierno, mos–
trarla los sufrimientos de que le hacía blanoo esta clase de pe–
(;a{iores. [568] Los lechos de aquellos que habían lle.vado
este tipo de vida eran horribles, como hoirnos encendidos;
, unos dll'agones se enroscaban a
'1o
largo de todos sus cuerpos,
que no podíaJ!l moverse lo más mIDimo; de sus bocas,r narices
y
ojos sailia, en forma de llamas, azufre, de un hedor insopor–
table, mezclado con venenos horribles, que les caía a mrunera
de un río desde la coronilla de la cabeZ'a hasta
la
punta de
los pies, resquebrajando su cO!razón
y
demás nlliembros e
in–
candescente como una fr·aigua.
[569]
De todo el cuerpo de
lo8 dragones emanaba
por
todas parles un líquido a ma.nera
de bronce
y
·estaño derretidos y mezclado con venenos que,
penetrando por todo el cuerpo de aquellos desgracia.dos, tan
rabiosamente 'los hacía gritair, que hasta los mismo8 infier–
noo se estremecían. Pero es de a:dvertiir que, a
-pesirur
de ser
tan atromnente agotadores los dolores que
ruli
sufrían, no
les era dado morirr',
por
más que
Jo
deseaban airdellftisimamen–
te,
y
éste era precisamente su mayor tormento.
[570]
En–
tre los hornos que iba viendo, no vió aquella mujer más que
uno vacío y desocupado, en
el
que sólo había fuego
<y
que
le estaba reservado a su marido> . Compadecida de su espo–
so, aunque en realidad debieda odiarle· por ser ella misma
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víctima de menosprecios de él, olvidóse de todo
y
prorrum–
pió en lloros y lamentos. Desv3J):l.Mióse, entre tanto, la
visión,
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