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lla cruz. [94] Y como el padre le preguntara de qué modo
le podría ayudar ·a lleval'!la, Jesús
~é
r espondió: "La llevarás
-en tu alma si no t e olvidas nunca de que yo he padecido y
muerto en ella, y de todo corazón y de palabra me agradecie–
res el haber muerto por la salvación de los hombres , pues de
esta forma acudirá a tus oídos la historia de mi pasión, y con
buena voluntad castigarás a la .carne en tus hombr os." A
partir de lo cual el Padre se esforzó por llevar una vida san–
tísima y perfeCta.
§
5.
DEL QUINTO ARTICULO
[95] D.-Hasta ahora he comprendido bien todo ío que
tú. me has ido diciendo. Pero ahora dime: ¿Qué infiernos son
estos de que hablamos cuando decimos "descendió a los in–
fiernos y al tercer día resucitó de entre los muertos"?
M.-Son lugares situados en lo más escondído de la tie–
rra, y en ellos hay cuatro estancias o compartimientos. La
primera y más profunda de todas es la mansión de los que no
guardan 'los mandamientos de la Ley de Dios.
[96]
Y es
que la divina justicia decretó- que ilos soberbios estén lo más
lejos posible del cielo. El segundo infierno, que está un poco
por sobre el primero, es el llamado Purgatorio, que es mo–
rada de ,tormento y de castigo para las almas. Por encima de
éste hay otra mansión para los niños que han muerto sin:
bautizar, en la cual, sí bi·en las almas no son atormentadas,
tampoco pueden ver a Dios por toda una eternidad. [97]
Encima de todos est os estuvo otro que fué morada de las
almas de los Patriarcas, Profetas y demás· santos, antes de
que Jesucristo bajara a la tierra. Estas almas de los santos,
aunque allí no eran atormentadas, tampoco podían gozar de la
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