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Dios; y así, en efecto, haciéndose hombre y padeciendo y
muriendo en una cruz fué como pagó el inmenso rescate de
nuestros pecados.
[86] D.-¿ Y por qué quiso sufrir una muerte tan cruel?
M.-Para enseñarnos la paciencia, la humildad,· la obe–
diencia y la caridad, virtudes todas que se nos muestran en
los cuatro brazos de su cruz. Pues no se puede dar una pa–
ciencia mayor que la .de ofrecerse un hombre inocente a su–
frir una muerte tan afrentosa, ni una humildad tan grande
como la de morir crucificado el Rey de Reyes
y
Señor de los
Señores, ni una obediencia semejante a la de aquel qu.q: por
mandato de su Padre se ofreció a morir, ni una caridad mayor
que la del que murió por salvar a sus mismos enemigos. Pues
nuestra caridad resplandece más en las obras
qu~
en las pa–
labras, y más aún en el padecer que en el obrar. [87] Y no
contento todavía Cristo con hacer tanto por nosotros en 'este
mundo, quiso padecer y morir pa_ra mostrarnos más aún de_
este modo su ardentísimo amor hacia nosotros.
D.-¿ Y cómü se compagina el haber sufrido pasión y
muerte N. S. Jesucristo con el hecho de sex: perfecto Dios y
perfecto hombre, según antes tú me has demostrado cuando
me decías que Dios era impasible e
in~or.tal?
[88] M.-Precisamente por ser Cristo verdadero Dios
y hombre es por lo que pudo padecer y no padecer, morir
y
no morir; pues por su divinidad no podía ni padecer ni morir,
y fué por su humanidad por la que pudo hacer •estas dos
co~
sas. Esto es lo que yo te enseñé al decirte que, el que era Dios,
se había hecho hombre a fin de padecer en su carne pasión y
muerte por expiar nuestros pecados, pues de no haber toma–
do naturaleza humana no hubiera podido morir ni p_adecer.
[89]
D.-Pero si•endo así que Jesucristo pagó la pena de
nuestros pecados, ¿cómo es que tantos hombres van
~ al
infier-
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