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no y nosotros, para salvarnos, hemos de hacer penitencia?
M.-Jesucristo, en efecto, pagó la pena de todos nuestros
pecados. Y esta redención se ha de aplicar a cada uno de nos–
otros particularmente, haciendo para ello vida de peniten–
cia con ayuda de la Fe y de los Sacramentos.
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Hemos,
pues, de hacer penitencia y vivir santamente, a pesa•r de
haber sufrido ya pasión y muerte Jesucristo por nosotros.
Lo que te explicará por qué muchos hombres, enemigos de
Dios, se condenan o bien porque no creen, como los Judíos,
Herejes y Turcos, o bien porque rechazan los Saeramentos,
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o ya por
recha~ar
el bautismo, no querer hacer peni–
tenéia o no acomodar su vida a los preceptos y mand31mien–
tos de la Ley de Dios.
D.-Ponme un ejemplo para que yo vea esto con más cla–
ridad.
M.-Si hubiera alguien que, disponiendo de un caudal ad–
quirido a base de trabajos y privaciones, pusiera en manos de
uno (todo) el dinero suficiente para pagar las deudas de
una ciudad, encargándole que a todo aquel que se presentara
con un certificado suyo (de él) le entregara cuanto dinero
necesitase para pagar su deuda, [92] ese ciertamente bas–
taría sin duda pa:ca liquidar las. deudas de todos los de aque–
lla ciudad. Habría, sin embargo, muchos que no solicitaran
este certificado por soberbia, desidia o cualquier otra causa,
y que quedarían, por consiguiente, en calidad de deudores, por
no haber solicitado el certificado.
[93] Se nos narra en un Ubro titulado "Espejo de la
salvación humana" que un Padre muy fiel siervo de Dios
pedía al Señor con frecuencia le indicara qué había de hacer
para agradarle. He aquí que un día, cuando pedía esto mismo,
se le apareció Jesucristo cargado con la cruz y le dijo que
nada le agradaría tanto como que le ayudara a llevar aque-
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