[63-66]
justo es también que hayan de ser iguales entre sí e idénticas
en si las unas con las otras.
[63] Déjame, pues, que te pregunte: ¿No tenía su peso
.propio cada una de aquellas tres piedras? ¿Cómo entonces
cada cual, pesada por s•eparado, daba el peso de las tres y
las tres, pesadas conjuntamente, daban el peso de cada una,
cuando, lógicamente, debían dar un peso mayor? Has de res–
ponder: "Padre mío, lo que así ha sido h'echo así es verda–
deramente; muchos hombres 1-0 vieron con sus ojos y
lo
pal–
paron con sus manos; ahora bien, por qué esto es así y no de
otro modo, yo, Señor, no lo sé..."
[64]
Y a esto yo te ires–
pondo: "Si nosotros no alcanzamos a comprender con nuestra
inteligen.cia
lo
que vemos con nuestros propios ojos, ¿cómo
vamos a querer expiicarnos y comprender la razón de ser del
inescrutable misterio de la Santísima Trinidad, que ni vemos )
con los ojos
ni
palpamos con ias manos?"
::i
3.
DEL TERCER ARTICULO
D.-Explícame ya estas palabras: "que fué concebido
del Espíritu Santo, y nació de la Virgen Santa María... "
[65] M.-En este artículo se nos enseña la encarnación
del Hijo de Dios. Tú sabes que todos los hombres tienen su
origen en un padre y una madre, y que ésta, una vez que h a
concebido y parido, ya deja de ser virgen. Pero el Hijo
de Dios, cuando decidió tomar humana naturaleza, no quiso
nacer de padre, sino solamente de una madre, virgen purí–
sima, que es María.
[66]
En las entrañas de la Virgen
María procreó y engendró el Espíritu Santo, tercera persona
de la Santísima Trinidad, Dios uno y el mismo c-0n el Padre
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