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como un sol esplendente, para los que no lo eran aparecía
oscurecida y no brillaba. Pues así hemos de considerar nos-
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otros el misterio de la Santísima Trinidad, ya que en el alma
del que fijamente cree en él resplandece más fulgente que
el fuego y que el sol, mientras que en las almas de ios que
meticulosamente consideran este misterio, llena todo en su
mente y en su corazón de oscuridad y tinieblas. [59] Y esto
nos viene a decir que hemos de creer firme, constante y deci–
didamente en el misterio de la Santísima Trinidad, según nos
lo prescribe nuestra Santa Fe. Abierto el pecho de Santa Cla–
ra,. se encontraron en él tres pequeñas perlas iguales entre
sí aun en peso, según atestiguan en sus escritos Felipe .Ber–
gamo y fray Marcos de Lisboa. [60] Con ser singular–
mente devota esta Santa de la pasión de Nuestro Señor Jesu–
cristo, no lo era menos del misterio de la Santísima Trinidad.
Como quiera que en vida se viera la Santa con frecuencia
aquejada de un violentísimo dolor de corazón, decidióse abrir–
la el pecho, después de muerta, para de este modo averiguar
de qué enfermedad se trataba. [61] Hecho esto, se vio
grabada en lo más interior de su corazón toda la pasión
de N. S. Jesucristo, en la carne también del corazón, Cristo
Señor Nuestro crucificado, y en la bolsita de la hiel s
1
e en–
contraron tres piedrecitas exactamente iguales entre sí en
el peso y en
~a
forma, que, pesadas las tres al mismo tiem–
po, daban ·el peso de cada una, y pesada cada una po::r se–
parado, daban el peso exacto de las tres.
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Pues con–
viene también que, a S'emejanza de estas cosas, nosotros crea–
mos y profesemos firmemente que, según el misterio de la
Santísima Trinidad hay tres personas en una sola deidad, y
que •en una sola sustancia divina hay al mismo tiempo tres
personas iguales, y pues se encuentra una sola esencia divi–
na en tres personas y tres personas en sola una divinidad,
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