40
longitudinalmente con los qu e se forman tubos
1!1- ·
fundibuliformes forrados de corteza u hoja de
palma .
Al son de de la música indígena, música bo–
liviana alegre
y
dinámica en opinión de Hans Hd–
fritz , y •al compás terco de las
huankaras
( tambQ–
res) y la pertinaz de las carracas d.a·nzas
comparsas
de hombres y mujeres disfrazados con trajes que
recuerdan los de los incas, de los sacerdotes del Sol.
de las ñustas, ·de los conquistadores y de los
ev.an–gelizadores hispanos, o que están inspirados en la
mitología aimara-quichua y c;iertas concepcioMs del
catolicismo. Otras son " versiones" de algunas pe –
ninsulares ; por ejemplo el
huaca tokori
o
tinti ca–
ballo
y la de los
sicuris
son imitaciones un tanto
grotescas de la corrida de toros y de .la cua ::' rilla
respectivamente . Las hay también de intención sa–
tírica , como la de los
auqui-auquis
y de
bs
acha–
chis
en que se representa a los " ancianos blancos ,,
tbarbados. de
k1
Coniquista"; la de los
morenos
o
africa nos ; la de los
kusillos
o monos , etc. Son dan–
zas propiamente nativas las oue ejecutan los
colla–
guas
o collas,
lichiguayos,
que llevan una coraza de
cuero de
tití
o puma, la
huiphala,
el khosko y la ·
de los
!lameros
y
mitayos.
La d·anza de los
chun–
chos
es una adaptación de las danzas indígenas del
ori ente boliviano, donde se bailan el
taquirari
ca–
dencioso, el rítmico
arico,
el
mbapa-paure,
seme–
jante a la cuadrilla espa ñol.a : el ceremonioso
ayarise .
oue semeja una danza ritual , y la danza de
la
luchJ
entre el toro y el tigre , en que intervienen nersom–
jes que re?resentan a los animales indicados
y
a c'2-
más otros q ue fi guran perros, todos disfrazados
y
con más·caras de madera de
toborochi.
Entre los
ch io uitanos de la misma región ejecutan la llamada
tococós,
una especie de ronda infantil ; el
sarao,
en
oue bail .n al rededo r de un poste de cuya narte su -