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forma angu lar. E l p·6mulo derecho bicn prominenle por la de·
presi6n antes notada. ;,Se tratara de un tic facial consecutivo
a una he ri\ia de la ca ra? Sabemo:< por la neurologia c las ica. que
el Lie es un "movimienlo de expre:-ii6n o de defensa de aparici6n
obsesiva y que se ha transformado en automatico" (Oursrhmann'
Denlro de los tics, e.l mas frecuenle es e l de la cara,
y
cnando
abarca un a serie de musculo. , puedc determinar acLiL ud es e pe–
ciales, exponen tes de enfermedad organica, c u al cs la disLon!a de
t orsi6n, la c ua l pnecle sospecharse en a lg unos huacos, como des·
pues veremos.
L a expres i6n del scmb lantc, ct>mpletada por Ia armonia de
Ios ojos y de Ia mirada, se cncuen lra en todas las escul turas , de-;–
de la clasica g-riega. La perdida de .la vis i6n y la expres i6n eon·
secutiva a tan g l' an trasLorno sensoria l, ha s ido moLivo artislico
para todos los escultores, desde el clasico busto de Homero, el
inmortal compositor de la Iliada. Oharcot (
126)
dice que la ce·
guera imprime al cu erpo una ac titud especia l. Asi la e levaci-On
de las cejas, como se prescnla en Homero, "enderezam ien to dE:'l
cuerpo, .la cara-dirigida hacia arriba, ha cia el cielo de donde vie-
11e··1a luz". En ol.ros se observa Ia busca ansiosa de Ia luz , tan
cornun en li enzos del renacimienLo; en otros es el fotofobo, expo–
nehte de s u ambliopia, que todavfa conserva rezagos .de s u agu·
deza visual. Tod a esta gama se ob serva a Lravez de lo s inmor–
tales lienzo s de Rafael, Taddeo Rembrandt
y
otro.s:.
Eln Ia evo lu ci6n progresiva de Ia perdida de la vision, hasta
Ja amaurosi s complela, la imprc ·ion luminosa, a l principio, como
dice Oharcot, es d0lorosa y el Ol'ganismo tiPnde a defenderse de
esta agresi6n ext crna por el clescenso de las cejas, la emi·oclu–
si6n de Jos parpados y la inclin aci6n hacia ade lanle de Loda la ca–
beza
y
la cara mirando e l ' Uelo.
En Ia ceram ica mochica, hemos podi do r euni r una brillan–
te co.lecci6n de ciegos en diversas actitudes, En la
N•
1
6 hay un
ciego en actitud de orar. Bn las 8 hay tres ciegos en diversas ac–
titudes. El Lercero mira a l So l y se ve· la expl'esion de folofobia.
El de en medio, con un grueso lunar sobre el labio superior . s u :;
parpados es tan bien unicl os, por probable proccso inf ccioso an–
terior. El de. la izqui erda , en aclilud meditativa. con la mano
en Ia barbilla, tiene las 6rbitas bastante escavadas. ·
Vemos pues en los pocos ej
Pmp.Jar es observados. existcn
las formas mas variadas. desde aqu ellas en qne la invas ion h a po–
dido ser de fuera para adentro (conjuntiviti s, bl efa ritis, panoftal–
mfa) ; has ta lesiones definitivas del ncrvio 6ptico (la amaur6sis:
Quiza
sifilitioo
? ) ,
que deben haber sido frecuentes n jusg-ar por
(126)-Charcot et Rlcher. - Les malades et les
<llfforrnes
dans
J•a:rt.
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