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'18

JOAOU:m' V. GONZAU£Z

tre gentes sin la menor cultura intelectual, fue mu–

tilando las formas y suprirniendo muchas de las ce–

remonias, hasta quedar

sin

unidad de accion, como

esos manuscritos en los cuales el tiempo ha borrado

palabras y conccptos, hacienda imposible la restau–

racion del periodo.

Asi, tengo en mi poder, recogida de los labios del

·Inca actual, Eustoquio Nina, la leh·a de la celebre

canci6n quichua que, comenzada la vispera, sigue

en las salutaciones

al

Nifio Jesus. al afio nuevo y a

la Virgen Madre; continua en la gran procesion y

termina como un himno de gracias por las cosechas

de la tierra, y una especie de brindis a la salud de

los concurrentes ; pero toda ella, escrita seguramen–

te, en el quichua docto de los jesuitas, fue adulte–

rada por la tradici6n oral, pasai;idola maquinalmen–

te de unos a otros sin comprender ya su sentido,.

como si se quisiera reproducir en palabras los mil'

ruidos nocturnos de una selva,

y

conservar en la

memoria el conjunto de monosilabos muertvs e

in–

coherentes que resultarian de semejante operacion

mental. Restituir hoy esa canci6n a su primitiva

forma y lenguaje, es trabajo de paciencia

y

prolijo

e~-tudio;

pues habria que remontar por el

aruilisis–

hasta la formaci6n del idioma mismo.

Debe notarse que el clero no les presta su

au–

xili:o; la procesion es purarnente popular, y su sa–

cerdote unico

el

Inca, seguido de

SUS

cofrades

y

alfereces ; pero

esta

de tal manera arraigada en

la,

costumbre, que

ha.-.

sido vanas e impotentes las ten–

tativas para suprimirla. Gobcmador hubo que quc–

riendo prohibirlas, provoco un motin que

puso~su·

vic4 en peligro ;

y

cuando uno de los vicarios de.

ac;;idla iRlesia impidi6 la entrada al templo a la

pl"O-