LA GORRIONA
La rapaza era iutolerable, decididamente intolera–
ble.
Y de malos instintos.
Cuar.doen el cuartueho campesino, entapizado de
Sau J a".":intos d13 Yaguachi, Vírgenes del Cisne y Seño–
res del Bueu Suceso, la vieja abuela leía, a luz de uua
económica bujía, la Vida de los Santos, y se t rataba, por
ejemplo, ele la románti0a historia de San Alejo, "¡Que
bruto! ' exclamaba la rapaza , por todo devoto comenta–
rio. Y es que se trataba de que
el castísimo caball ero
había renunciado a la mitad del lecho de la joven des–
posada.
En las lumbradas del pu eb lo, víspera de fü,sta de
Celestiales Patronos, Miquita-
tal era su nombre-
pinta–
da de bigotes con negro de humo, ganaba la palma del
salto sobre la hoguera a todos los muchachos de la pa–
rroquia.
Y en . la escuela mixta era el timébum de compañe–
ras y compañeros; y no había chico, por varón que fue–
se, que no saliera mal parado, si osaba
levantarse
en
puños contra élla. Así, pues, niños y niñas soportablln con
irremediable pasividad sn tiranía de monitora autócrata.
Lo que es a la abuela, tratábala carrizo en mano.
Por estas diabluras,
y
por las que se había
per-