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manto, y quedaba la imagen con otro lujoso, de olor ro–
sa, en
igno de u con olada cuita por la r
~
nrrec
i<í11
ch•
u
Hijo.
E ta e cena, como d auto ::acramental, llamada
"111a11-
to--quichuna"
(quita d 1 manto) era la que más a:pJau os
reportaba al pueblerino artista.
Y para
reto,
de la misma fie ta, ¿a quien
~e
e
'coge–
ría, no
iendo a Benjamín, el hijo del Teniente, qu ,
no
obstante u
doce año , cabalgaba mejor que todos los ve–
cinos del pueblo?
..
Aún en Cuenca, en donde
e edueaba, había mere–
cido
alir de ' Rey Indio'' el día de la proce ión de la Epi–
fanía;
y
ha ta había de:sempeuado,
ntr nifios principales
de la ciudad, el
ap
de H
y
H rod' , en
] tablado que
para el caso se 1 v nt ba
011
una
quina,
y
en
1
que
:e
daba la pieza en ver
Q
de algú11 antiguo
y
olyidado ,ver–
sificador.
Como a Ros-alía, en
h1
loa,
ra de v r
al agTaciado
muchacho en su rol de
reto.
Con notable
de
treza
y
e
m!ai–
re hacía caracolear al potro, recién importado
de Ja
f
ria
de Santa Ro a o de Loja,
y
en traje <le militar a la fran–
cesa,
iba de esquina en e qui
na dela plaza del pueblo,
lanzando con de envoltura el "ro.to", es decir, una perora–
ta que
e repetía de año eu año,
y
que
e consE?rvaba e11
el pueblo, algo a í como un papel
el
arehiyo .
En primer lugar era el
reto
una loanza
del Señol'
Cura ''nuestro padre que nos da la salvación"
y
de
los
priostes de la fie ta, y
lu ego una bien cernida tunda con–
tra las mala
autoridades del lugar, <.:ontra
lo
abu o·
y
los mucho
impuesto ,
in
faltar tampoco nada disfrazadas
sátiras contra sujeto
ingratos para el pueblo.
Con la voz bravucona, tronaba el
ret0
u
:filípica: