-95-
marios
en los planteles de la ciudad.
Los dos
primos se
habían criado como hermanos.
Y,
sobre todo, como camaradas. Esa
era 1a verdadera
re–
comendación para ·esa urgencia que demostraba
"la
pareja
de muchachos en su estreeha
amistad.
A veces
estudiaban
juntos. Juntos habían hecho la;
primera larga excursión al cerro, para conocer al rapo–
so
[coyote
J.
Juntos fueron
castigados por un
robo de ca-
pulíes, la primera vez.
·
Benjamín, sobre todo, sentía una viva atracción por
Rosalía. No
podía pasarse sin élla. A su lado experimen–
taba como una vaga vanagloria de
sentirse
interesante
y protector.
ca!
Una vez gritó
osalía:
-!Benjamín! Benjamín!
-¿Qué hub0?
-¡El Pacho!
-¿Qué hay?
-
¡Se ha robado el primer huevo de
mi
pollita blan-
-¿Esa que la tienes con zarcillos de hilo de
co-
lor? .
.
-Sí; esa que duerme conmigo.
-iYavoy!
Benjamín se lanzó contra el ladrón. Fue la prime–
ra riña P,n regla, con
trompadas y sangre de
la nariz,
que tuvo con Pacho, su hermano mayor.
.
,
Benjamín era delicado
y
sentimental. Faéilmente
se hubiera reconocido en el chico los rasgos embrionarios
de un bello
temperamento, ciertamente
esporádico para
su condición.
Su inteligencia, muy perspicaz, hacía que su infan-