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ERNESTO MORALES
presenciaba los festivales hasta el mas humilde -al–
farero o agricultor.
Como ocurre siempre, la religion de estado en–
tre los incas era un formulismo y un instrumento
de gobierno. Adoradores del Sol no eran mas que
los hombres de la masa. Los mas perfeccionados
intelectualmente ya habian llegado a la concepcion
de un dios iinico, invisible y del coal
el
Sol no
era mas que un simbolo. Pero la multitud, que
necesita ver lo que adora, incapaz de abstraccio–
nes, vio en el Sol, imagen de dios, a Dios mismo.
Y ya hecho dios el sol, tenian que serlo
la
Iona,
las estrellas, el rayo, el trueno, el relampago o el
arco iris. El abstracto monoteismo no es para la
masa que es politeista e idolatra. Esto ha ocurrido
siempre. lC6mo concebir
a
Socrates creyendo . en
la absurda mitologia griega?
Tici Vicacocba
era este dios iinico e invisible,
en el coal creian los capaces de reflexionar. El sim–
bolo de este dios era el sol naciente saliendo del
oceano. Su origen se remonta a
la
era megalitica:
y las tribus que quedaban de las civilizaciones pri–
mitivas lo transmitieron a los quicbuas; pero no
es de origen inca. Lo prueba el hecho de que el sol
en el Peru no sale del oceano, sino que se pone
en
el.
Tan superior es
la
concepcion deista de
Tici
Vicacocba,
que
et
no tenia altares ni templos. Era
dios supremo, amo de todo : y a el no se le ofren-