ESTUDIOS INCA/COS
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capricbo personal, al que debia ajustar sus actos.
Son mucbos los cronistas espafioles que, anali–
zando las !eyes y costumbres de este imperio, ban
tenido para
et
frases de admiraci6n sincera. Fer–
nando de Santillan: "Mucho bubo en su repiibli–
ca de tan excelente que merece alabanza y aun es
digno de imitaci6n". Y el mismo Blas Valera epi–
loga las veinticuatro leyes que
et
reproduce: "Y
en todas ellas y en las leyes ya dicbas, eran tan
puntuales en la ejecuci6n y guarda de ellas, que
era cosa para admirar".
Tan admirable regimen, en verdad, mas admi–
rable aun por la remota epoca en que tuvo vida,
foe, podria decirse, un producto natural del ins–
tinto aborigen. Historiadores como Prescott y
otros, aseguraron que
et
foe creaci6n de los empe–
radores incas. Aseveraci6n equivocada, segiin lo
ban demostrado mas recientes investigadores: el
alemin Cunow
(Organizaci6n del lmperio de Cos
Incas) ,
los peruanos Belaiinde
(El Peru antiguo
y los modernos soci6logos)
y De la Riva Agiiero
(La historia en el Peru);
el boliviano Saavedra
(El ayllu),
el belga Greef
(La evoluci6n de las
doctrinas politicas y de las creencias) ,
todos cita–
dos y comentados por el ingles Clements R. Mark–
ham
(Los Incas del Peru),
y que estin contestes
en afirmar que el comutiismo agrario del imperio
del
Inti
foe anterior a la fondaci6n de Manco Ca–
pac. El es un resultado del primitivo
ay.llu
y de
la agrupaci6n de estos. El genio de los legislado-