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ERNESTO MORALES
los sacrificios, lo segundo, para necesidades de la
republicct, lo tercero, para socorrer a los pobres,
lisiados y
viucl.asy huerfanos.
Esta ley piadosa revela la constituci6n teocr.i–
tica del lmperio. Antes que todo, los sacrificios
para los dioses, el culto, lo que exteriorizaba su
fe; sin pensar que un dios verdaderamente bueno
miraria como la mis preciada de las ofrendas aque–
llo que se diese "a los pobres, lisiados y viudas y
buerfanos".
Dice la ley X:
Que en el comer sean modetados
y templados, y mucho mas en el bebet; y si al–
guno se embtiagase de maneta que pietda el jui–
cio, que sea pot la ptimera vez castigado confotme
al juez pateciese, y pot la segunda, destettados, y
pot la tetcera, ptivados de sus oficios, si son ma–
gisttados, y echados a las minas.
Esta severisima ley, precursora de la actual
ley
seca,
es comentada por
el
mismo Valera, baciendo
ver que en los ultimos tiempos no se cumplia. Los
hombres de mala fe siempre hallan teorfas que
justifiquen los errores. No falto, pues,
amauta
que
proclamase la distincion entre
cenca
(
calentarse)
y
hatun ma·chay
(beber hasta perder el juicio).
La ley solo habia quedado para el que se excedia
hasta esto ultimo.
y
asi, la generalidad, burlin–
dola, bebia.