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ERNESTO MORALES
das, por lo previsoras, y mas humanas, por lo sen–
sibles, de aquel remoto lmperio.
Chacu,
en lengua quichua, quiere decir atajar; y
aplicabase este nombre a la gran caceria anual que
se realizaba en el lmperio, mediante el procedi–
miento de atajar los animales, sin matarlos a cie-
/
gas y segun el arbitrio de cada cazador. Ellos no
mataban inutilmente. Economizaban dolor y vi–
das, porque con su concepto comunario del patri–
monio, vida era sinonimo de riqueza. Y sabian que
hay una riqueza mas prefiada de posibilidades. en
el animal vivo que en el muerto. Usaban del
animal vivo con c.riterio de pueblo agricultor:
recogian
SU
Jana COmO recogfan Jos frutOS del ar–
bol, sin dafiar la fuente que se los daba.
La caza ballabase totalmente prohibida a
la
ini–
ciativa individual, sobre todo la caza mayor, la
de
huanacus
y
vicufias.
Obrabase asi, no solo para
impedir que la codicia humana 'realizase fechQrias
en el patrimonio comun, hasta llegar a la extincion
de ciertas especies (como hoy ocurre) , sino tam–
bifo para que "los indios con el deleite de la caza
no se hiciesen holgazanes y dejasen de acudir a lo
necesario de sus casas y hacienda; y asi no osaba
nadie matar un pajaro, porque lo habian de ma–
tar a
et
por quebrantador de la ley del Inca, que
sus leyes no las hacian para que burlasen dellas"
( 1) . De este modo, la caza no era pretexto para
( 1)
Comentarios Reales,
por
el inca Garcilaso de la
Vega.
Libro
VI, cap. VI.