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al oriente, se desenvuelve el magnífico bosque del
subtrópico. Vive allí desde el minúsculo helecho
que apenas se levanta del suelo, hasta el cedro gi–
gante que se pierde en las nube . .Allí el alto y ele–
gante 'horco-molle' murmura req aiebros a la hermo–
sa
'ti~a?
- que de gusto
llora
-J
el '8an Antonio'
r
adopta posturas hierát.icas, y la 'lanza' se apoya en
un laurel; en tanto que el 'ynchán
',palo borracho)
como un Baco panzón florece amablemente... Los
'cebiles' hacen grupos aparte, para que resalte su
verde especial; y el nogal se alza, como en pun–
tas de pie, para ver a lo lejos .. . El 'lapacho' y el
'tarco', sin decírselo, juegan a cuál sabe florecer me–
jor; y mientras el l apacho, como un rosal enorme,
e enciende todo
en rosa)
el tarco delicadamente se
desvanece
en lila...
·
La mora, el arrayán, el mato, dan
·su
fruta exqui–
sita. Árboles menores, de todas clases, ocupan los
, claros de los otros mayores ; y enredaderas y trepa–
doras infinitas se I renden y enlazan de unos y otros
en infinitas formas : lianas colosales se arrollan o
estiran por los troncos arriba, como las cuerdas de
un navío ; pelusas de musgo visten sus cortezas ;
bongo , .subidos en los gajos más grn.esos, miran
a las ':flores ' del aire' que se balancean, femenina–
mente, en los otros más altos. Por último, la 'barba
del monte' - . verde por ser barba del monte
emboza los árboles
y
se entretiene en
t~nder,
de
unos a otros, sutiles·cortinas
y
finos encajes...