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serca de ellos que distan de esta ci lad ochenta 1 gnas
e
llegó hasta las sesenta de ellas e por auerse rreu lado al–
gunos soldados
se
bolnio ...
»
(Cal ildo de
Santia.go,
op.
I,
págs. 136-137). Otro conquistador, Juan Cano, declara
qne
con la gente y
aparato
antedichos, Aguirre «fue a descu–
brir los
co1nech1ingones
e todo
aq
nello
que
pudiese como
dino de poblar donde obiese comodidad e vltra desto des–
cubrir los secretos de la tierra por
la
noticia que auia de
rriqneza e hasta agora la
ay
e
por que
prencl'e1·on
al di–
cho francisco de Aguirre se deshizo la gente ...
»
(Op.
cit .,
pág. 186).
Por su parte, el propio Aguírre en una oarta al virrey
Toledo, decía: « ...Y estando ya muy cerca de la paTte
donde había de poblar,
det~rminaron
algunos de los que
entraron con Martin de Almendras de prenderme ; y una
noche se conjuraron catorce y nombraron por ge:m.eral a
un Jerónimo de Holguín
y
hicieron otros capitanes,
y
convocaron por fuerza a otros, y me prendieron a mi
y
a
mis hijos
y
amigos;
y
echáronme unos 'grillos como a
traidor
y
nos hicieron mil oprobios ...
»
(SILVA LEZAE'l'A,
op~,
pág. 187, nota).
Una vez en La Plata, no teniendo de qué otra cosa in–
culpaTlo, Holguín y sus secuaces
a~usaron
a Aguirre de
hereje
y
por ello lo hicieron procesar. ·En este proceso le
achacaban
90
delitos o faltas contra la religión, siendo
los principales: «haber dicho que la fe bastaba para sal–
varse;. que habia aconsejado a algunas personas 'que no
tuviesen pena por no oir misa, que bastaba la contrici0n
y encomendarse a Dios de corazón ' ... ; que autorizaba a
los indios para que pudiesen trabajar los días de fiesta ... ;
haber dicho que las excomuniones eran temibles para lo.s
hombrecillos; no
par~
él. .. ; que no
·creía
en la honesti-_