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ménez) diciendo que
«
el caciqu el valle de cal h qní
no queria servir porqne vL: n que cha an ele la tierra a.l
capi an juan perez d 9orita...
»
(Op.
c·t.)
p< g. 222).
Luego, sigue deponiendo el prjmero (Contrera ) que
«
desta ciudad de Santiago vió e. te testigo que fueron
muchos vezinos de ella
y
este testigo con ellos a
lo,
ciu–
dad de
londres
y
de alli fneron a la ciudad de
cordo a
de
calchaqui
y
dieron una bnelta al balle
-¡
pelearon con los .
yndios e no quisieron venir de paz
y
de ailli se boluü,ron
a esta ci ndad de santiago
y
vinieron por la cind<
c1
de
ca–
ñete
y la hallaron despoblada y quemada ... d spne de lo
qual los dichos yndios dieron en la ciudad de
con.lona
del
valle de oalchaqui
y
desbarataron los cristianos e mata–
ron a muchos de ellos e mugeres,
y
la cindad de
londres
· se despobló por que los yndios no servian en ella ...
»
(Op. cit.,
págs. 199-200).
Por último, otro conquistador (Pedro Núñez Ifoldán)
nos da una referencia m
ny
interesante diciendo qne por
'negUgencia'
de Castañeda · « se al9aron las dichas tres
· ciudades e
por dar de bofetones e ptvñadas a ccilchciqiií
que
hera la persona que gonernana los dichos naturales ...
»
(MEXIA MIRAVAL,
op.
I, pág. 92).
(52) Cuenta Aguirre que había enviado adelante, con
sólo ocho hombres (criados suyos) a su hijo mayor Her–
nando, para que avisase en Santiago del Ester.o su venida
(op.
III, pág. 8). Sabido lo cual, según el vecino Sánchez
Garzón, la ciudad «le enbió socorro de treyntt:t españoles
e muchos cauallos armas e bastimentós e servicio ...
»
(Ca–
bildo de Santiago,
op.
I, pág. 136). Este contingente topóse
con_Aguirre, como a sesenta o setenta leguas ele Santiago,
en tierra de cliaguitas, «con lo qual e la clemas gente que
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