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tierra por donde
iba
tierra muerta, arenosa, que ·no
tenía
sostén y se
derritrnbaba
por momentos,
erci
me–
nester estarla siempre reparando» (Barraza.,
op.).
Además, como ' la tierra era muy caliente', los po–
bres indios encargados de sustentarla se consumían
y morían. .. Para este cuidado el Cabildo la tenía
dividida en un cierto número de partes, que sella–
maban 'snyos ', conforme
al
número de heredades y
chacras que se beneficiaban ele ella. Cada' suyo' de–
bía ser atendido por una
deter~inada
cantidad de
indios y cada vecino debía :enviados ele acuerdo a
los 'suyos' que le correspondían.
Debido a estos inconvenientes de la tierra arenis–
ca,
Jos
vecinos no podían ni tener molinos para mo–
ler sn trigo; con todo lo cual vino el descontento
del asiento de Esteco, y por fin su abandono... Sin
embargo, era tierra 'abundante de mantenimien–
tos', coseob ándose en ella
'gran
suma de trigo, maíz,
cebada y otras legumbres'.
Había cerca de la ciudad 'muchas viñas, algodo–
na.res y arboledas de Castilla ele gran recreación' .
Por causa del suelo salitroso, según Fray Regi –
naldo, las frutas
y
hortalizas eran de 'bonísimo sa–
bor'; aunque 'los árboles
c1urctban
poco' . En sus in–
mediaciones, por fiu, se criaba 'todo género de
ganados de OastiUa'
y
'habfa mucha caza como en
Santia go' .
Los indios repartidos en Esteco eran
tonocotés
y
litles)
según Sote1o Narváez. Los
lules
estaban a ori–
llas del Salado y también algunas parcialidades de