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tenía de ciudad más que ' el nombre de un fuerte ',

al decir de Ramírez de Velasco. Tenía entonces

unos cuarenta soldados 'con títulos de vecinos',

aunque sin indios a su servicio todavía. Una de las

preocupaciones de aquel gobernador era poblar esta

cindad con el establecimiento

y

arraigo en ella de

familias. En 1607, dice Alonso de Ribera que había

en la ciudad unos 30 vecinos encomenderos con

1800 indios repartidos. El total de éstos, según Ve–

lasco, eran unos 5000 en 1596, siendo una parte

lules

y la otra

diaguitas.

El valle en que estaba la

ciudad era 'muy ancho

y

espacioso'

y

de 'temple

más fresco' que Santiago. Era 'muy aparejado para

criar ganados

y

para cosechas de mucha comida, le–

gumbres

y

arboJedas ', como que se daban en él' a–

rias clases de árboles frutales, trigo, maíz

y

viñas de

que se hacía vino ... Tenía también «las plagas que

había

en toda la provincia de Tucumán - al decir de

Lizárraga - : frío a su tiempo, que

era,

desde mayo

hasta octubre, insoportable y sequísimo más que el

de Potosí, y principalmente los tres meses junio,

j ulio y a.gosto ; calor al verano de día y de noche, y

más en diciembre, enero, febrero

y

marzo . Las hi–

tas ... grandes

y

asimismo pequeñas en gran canti–

dad; en el ve.rano mucho mosquito de los zancudos

· y rodadore ;

mosca~

en este tiempo

ercin

innumera–

bles,

y

de tal calidad, que si se

acertaba

a tragar

una en la comida,

revolvf,a

de tal manei a el estóma–

go que

hacía

saltar hasta la viva sangre, por lo cual,

en las cocinas sobre el fuego,

estaban

dos indios con