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166 -

5.

Los pobres indios ... - .

Los pobres indios eran

tan esquilmados en aquel entonces por sus patrones,

los encomenderos, que su número iba en decreci–

miento cada v,_ez mayor. Velasco aseguraba

que,

desde 8

años atrás, faltaban ya más

<le 10.000.

De

éstos, unos fneron llevados al Perú, otros a Chile.

En Cha.reas, no más, había como unos

4000,

todos

ellos casados en Tucumán y vueltos a casar allá.

Muchos españoles los llevaban al Perú para

t rooa

,._

los

por 'paño o seda' que necesitaban, o bien los

alquilaban, «como si fueran mulas de alquiler,

de

diez en diez y de veinte en veinte, sin pagarles su

trabajo ni

clalles unos

alpargates para el camino»,

- cómo decía Ramírez Velasco

(op. cit.).

Para cor–

tar

estos

ab_psos, dispuso . entonces él, que a todo

indio1alquilado se le pagase un iornal de

1

real por

día y la comida. Obligó también, por

me~io

del Juez

de Registro, q ne todo indio sacado fuera de la gober–

nación fuese devuelto en el término máximo de 6

m_ese~.

Para esto debfa ser presentado a dicho

Ju~z

tanto al

ir

con:io al volver? para la anotación corres–

pondiente del nombre

y

de las señas. Debía éste

comprobar, además,

sj

se le había pagado el sal-ario

o la soldada debida por el viaje. Por cada indio que

faltare a la vuelta ·debía abonarse una

mul~a

de

100

'pesos ensayados' - cuenta el gobernador...

6.

Cera

y

cordobanes.

-

La cera, que antes abun–

daba, escaseaba tanto que no alcanzaba ya ni para

~'el

servicio de las iglesias '. Su precio, por consi-