10.
Hechioerícis.
-
Había entre los indios de
la
Gobernación mu9hos hechiceros, o personas vi
oas
tachadas de tales. Como en esos tiempos esto era nn
pecado
y
un delito gravísimos, Velaisco nombró un
juez
cid hoo
para que los procesase
y
condenase.
Unos cuarenta indios fueron encausados con este
motivo, de los cuales 'sé quemaron los qne confesa–
ron el delito' - dice· con toda tranquilidad el Gober–
nador. - Cuenta también, que uno de los quemados
confesó haber dado muerte de- 'veinte personas arri–
ba'. Con esto, se da a entender que estos heehiceros
. eran, en cierto modo,
ciiranderos.
Todos ' eran viejos
de más de sesenta años
y
algunos de má·s ele ochen–
ta', al
d.ec¿ir de Velasco.
11.
Amancebarnientos.
-Velascp persiguió tam–
bién, con todo rigor, los amancebamientos entre los
españoles. A müchos desterró, por este motivo, a
Salt~
y otros puntos; a otros obligó a casarse. Se–
gún el Gobernador, el Obispo Vitoria que debía ve–
lar más que nadie en tal sentido, era el
primel~O
en
apañar a algunos ... siempre que le
untasen
la mano.
Y cita el cáso de un vecino que le firmó una
obl~ga
ción por cinco mil pesos, a
fin
de que arreglase su
s1tuación ante él (el gobernador)
y
se lo dejase en paz
como vhría... (Ramírez de Vel asco,
op.
VI).