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ta lámina r pr enta una par d lateral del
fa.moo templo
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ara altar maJ r. Vemo un p ntá ·ono qn
corr ponde a lo contorno de esa pare l; lo objeto e imá ·enes n lla
fijado fueron explicado con nna le) enda por l mi mo Pa bacuti
y
má
tarde por ... vila, quepo yó cim to tiempo el precioso manu crito. D -
cubi rto por no otros el verdadero ignificado l la lámina,
po ible
revelar muchos de lo " detalles que ofrecía el altar a la llegada de lo
pañoles (para eguir nuestras interpretacione\; , téngase a la vi ta la
plancha al fin de e tas línea ).
En el altar mayor pueden distingufrse tres eccione. perpenclicu–
lare : una central y dos laterales. Bajo la cumbrera, en la punta más
alta de la pared, estaban r presentada la. tres e trellas del Tahalí (Cinto
de Orión), llámadas «La Manada de llama machos»; las dos e trella
al lado, Rigel y Betelgeuze, parece han de repre entar los arriero o
propietario de la tropilla. Inmediatamente debajo de esta repre enta–
cione siderale estaba la pieza prinuipal del altar, la famosa imagen del
Sol, de oro macizo. Ha i<lo hecha
tre~
vece , en t1 es eclicion
8
distintas,
a aber: la prim ra, por orden de Manco Oapac, el edificador legen lario
del templo; la egunda, por orden de Ma.yta Oapac; y la tercera y últi–
ma, por el inca Hnascar,
herma.noy
adver ario de Atahualpa. La egun–
<la edición tenía un contorno netamente ovalado, y puede dudar e si de–
bía repr senta.r al Sol; má bien al huevo có .. mico, de oro, que en la
1eligión inrlia de Bralnna etc., desempeña rol tan importante, pues al–
guna leyenda peruanas d mue tran emejanzas con las asiáticas. I1a
tercera edición de la famo a imagen central, otra vez era redonda y ta.n
grande« como la rueda de un carro»; no es ésta la imagen que, en el aqueo
del santuario por lo españole. , llegó a manos del soldado Mancio Sierra
de Leguízamo, quien la perdió en el juego la mi ma noche; esta imagen
ra aquella que ervía en el ceremonial .de la pila de piedra ubicada en
la huerta del templo. La leyenda quichua, agre
0
ada por Pachacuti, afirma
que 1 dL co centrat no repre entaba al Sol, ino al Ser Supremo d lo
peruano , y en e te entido, die :
« Viracocha, maestr<;> perpetuo y por cfort o eñal del mundo. un la–
m nto continuamente poderoso y por cierto eñal. Tunapa que llega