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el mundo! »
Si hemos acertado en con id-erar la edición eg-qnda de la imagen cen–
tral omo Hueyo cósmico, deb bab r ucedido, a la mita;d del i o·lo
n
de nueRtra er a, una verdadera reformación religio a, de aparecirla muy
pr onto por la vuel ta del Sol al trono del panteón peruano.
A los do lados de la citada pieza principal del altar había, a la der -
cha, una imagen del Sol de tamaño pequeño, con cara y corona de rayo
hecha de oro; a la izquierda otra má encilla de
r
lata, repre.; entando
Ja Luna, hermana
y
mujer del Sol, según Ja creencia de lo peruano .
Bajo la imagen del Sol estaba el lucero de la mañana, llamado: en qui–
chua « la estrella cresp·a o enmarañada»; \ en lengua aimará,_«el viejo
(abuelo) que madruga». Bajo la
imag~en
de la Luna estaba la estrella de
la tarde, cuya identidad
~on
el lucero es desconocida de la mayoría de
los pueblos primitivos; fué Ilamada: en quichua, «la e trella que esparce
oro » , si es que acerté a traducir el respectivo t érmino; en idioma aimará
fné designada «la vieja (abuela.) que come a boca llena », comparación
muy bonita para caracterizar el centelleo del planeta.
La región mediana del altar, bajo el famo o di co principal_, fué ocu–
pada por una constelación llamada «El Fogón», que corresponde a la
cuatro estrellas principales de
nue ~
tra Cruz au tral. Las do es trell as
en los extremos de la piedra que regulariza Ja intensidad del fuego, e
llamaron :respectivamente «La Olla. de maíz »
y
«La Olla de coca». A la
derecha del citado grn po hay un cúmulo de estrellas que se refieren al
cielo claro del verano; a Ia izquierda vense las mismas, cubiertas por
las nube8 del invierno. El número de trece estrellas dificulta la identifi–
cación, pero debe ser la constelación de las Pléyadas, señora de la ma–
laria y de Ia madurez de las frutas, respectivamente.
Abajo,
y
algo al lado del cúmulo recién mencionado, hay una estrella
designada éon el nombre de
catachillay,
quiere decir «llama salvaje
hembra». Pucje comprobar que se trata de una constelación, probable–
mente nuestro Cisne, ideada por los peruanos como una llama con su
corderito. Es probable qne al lado había el compañero macho,
_urciwhi–
lla.y}
nuestra constelación de la Lira, encargado de' igilar por el bienes–
tar de las a.uquídeas terrestre ; parece que Pachacuti se haya olvidado
de indicarla en su lámina.
Bajo la constelación rlel Fogón hay una pareja humana cuyo signifi–
carlo
e'~
del todo enigmático. A la derecba de ella queda repre entada
Pcwha Manici_,
la divinida.d de la tierra, dibujada en perspectiva primi–
tiva como horizonte. con tres p11ntas 'de montaña y un río . Encima hay
..::)
un arco iris qne, probablemente, nada tiene que ver con la imagen an–
terior, pues parece estar relacionado con el dios de la tormenta, de quien