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EXPLORACION E INCIDENTES DE VIAJE
de Vilcanota y Ilegam0s al pueblo de Cacha, cerca del cual
se halla el famoso Templo de Viracocha, El valle se ha abier–
to, tiene una legua de ancho y su suelo es llano y fét·til.
Mas allá del pueblo, en la orilla derecha del río
y
caRi P.n el
centro del valle, sA eleva el cono volr.ánico achatado e it·re–
·gular'de Raccchchi. LAs la,·as se extienden en todas direc–
ciones; han rellenado en parte la dept·esión entre el cono
y
los cenos por un lado, y por otro han formado dos altos di–
kes hacia el río. Entre estos dikes hay un espacio triangu–
lar, de casi una milla en su mayor longitud, ltteralmente cer
cado por surcos de lava negra, de varios pies de altura. api–
lados en la más desordenada confusión. En el extremo supe–
rior de este espacio que ha sido ensanchado por medio de te–
rrazas de lava apilonandu los toscos fmgmentos, detrás de
los muros de los andenes, hay una fuente copiosa que da
origen a un arroyo considerable. Este ha Aido cuida,doso–
mente canalizado con piedras
y
rodeado de terrazas. por
lascuale¡;:desciende en musicales cascadas hasta un estanque
o reservori'o que cubr·e varios acres, donde las plantas y a–
ves acuáticas encuentran un simpático
refugio. De este es–
tanque e.l agua se del"curga en parte a travt"s de numero:sas
acequias
gue-riegan las termzas que cubt·en
e~te
campo cer–
cado por !avas
y
en parte, por un buen acueducto, se dirige
.al Vilcanota.
Dominando el reservorio o estanque. sobre una ancha
·plataforma o serie de terrazas, a un
lado de una gran áre.a
semicircular, se alzan las elevadas ruinas del Templo de Vi–
racocha, uno de los más
importantes de los construi–
dos por los Incas
y
que parece ser único en su especie. Antes
de proseguir con la descripción minuciosa y la explicación
de lo que queda de este templo, no será demás resumir lo
que.dice Garcilaso acerca del Templo y su constructor. Ello
·nos facilitará la·comprensión del or.igen y significación de
este edilicio.
·
'
El Inéa Viracocha fué el octavo de su linaje, según .la
relación de Garcilaso,y nos legó la más bríllante y románti–
ca historia de su real estirpe. Su padre Yahuar Huaccac,
fué un monarca benigno y un tanto pusílánime, quien no pu
diendo tolerar el temperamento ambicioso e impetuoso de
su hijo, lo envió, honorablemente exilado de la Corte, a Chi–
ta,
a tres leguas al noreste del Cuzco, como pastor .de los
rebaños del Inca y del Sol. Después de tres años de destie–
rro·, el joven príncipe volvió al Cuzco sin autorización, y se
presentó ante su padre, afirmando que lo que tenía que co–
municarle se refería a la paz y segundad del Imperio. Dijo