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UN BUOOLIASTA l'NOASICO

Dentro del cancionero quechua, no hay ningu–

na composición amatoria que consiga el efecto emo–

cional del "¡Adiós!''" de Huallparrimachi. Y no

es porque la musa autóctona ha:y,a dejado de se–

guir tejiendo

enos y serranillas, ni por que la

literatura de imp.lort ción desistiera de sus poéti–

cos

ensayos en

la

lengua de

la comarca. El

''¡Adiós!'', elegía entimental, que ha -pa ado a la

eglógica de 1

ltipam.-pa,

~engo

para mí que. es

la más acabada defimci n

é!tni

a del pueblo indí–

gena, -

sín esis de la raza, para decirlo con toda

propiedad. -

El carácter, la sensibilidad, la me–

lancolía ingénita; la influencia unificadora del pai–

saje y del medio; la gravedad filológica de su ex–

presión tan ajustada a la naturaleza, -

elemen–

tos castizos que amasaron los fundamentos de la

nación tahuantinsuya -constituyen la base

en

que afirmó Huallparrimachi su trova montaraz.

'Hay, sin embargo, otro mérito intrínseco en la

composición: su originalidad extructural. Admira

cómo este bucoliasta joven, que vivió a princi–

pios del siglo pasado, no hubiera caído bajo la in–

fluencia española que

revolucionó el cancionero

ingenuo de los indios, con la !-1educción de la ar-