Table of Contents Table of Contents
Previous Page  312 / 334 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 312 / 334 Next Page
Page Background

FERKAl"''Dv CHAVEf:l

-Mi cabeza rota no le perdono a ese truhán que ya

estará purgando sus grandes crímenes en el infierno, por–

que Dios es justo.

-Si-reforzó Luisa Correa, la beata estucada. Cómo

van a quedar impunes tantos atreviiT)i·entos. Maldecido de

Dios es el que alza la voz a un santo sacerdote.

-Ni fuera de otro modo-agregó Doña Emeteria.

Qule le fa.Jten al señor don Sicionio que tiene méritos, no

digo para ser cura de este pueblo mísero, sino para ser ca·

nónigo, obispo y aun arzobispo, y que se queden cf!.mpan–

tes. . . . . Hum. La mano de Dios hace ver su poder va–

liéndose ele cualquier medio.

-Defender a esa moza descreída, golpearme a

mí,

ofender al señor párroco y querer que Dios les qgrade1ca

y

les dej e fre ·cos .... Oh, los canallas.

-Esto les ervirá de ejemplo a los mocitos orgullosos

y mah·ados que creen que los curas ya no tenemos el poder

de antes.

--¿Por qué no lo han de tener? .--arguyó Luisa.

Y

más

que ante porque ahora ería de acabar con los corrompi–

dos.

-Dios mi mo lo irá haciendo conforme a sus ines–

crutables designios convenga. La República del Corazón

de Jesús dejará de ser algún día feudo de masones

y

ateos,

y entonces ¡ay! de lo liberales, die los sin Dios y sin mo–

ral. . . . . . El cadalso se paseará del Carchi al Macará,

como ya Jo dijo en be'llísima frase un correligionario nues–

tro que in embargo ha servido a los impíos gobiernos li–

berales.

-Como nunca hay que perseguirl<e a ·la maestra para

que se vaya-interrumpió Doña Emeteria.

306