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PLATA Y BROXCE
:XVI
Juan no r.oncil iaha el ueño. La idea del crimen le
producía une_ de azón máxima.
De una parte su promesa de ayudar a Gregori (> en el
de quite de la atfrenta
y
su solidaridad de casta. De otra,
el tetTOr a la justicia de los oJancos
y
el miedo a los patro–
ne mismos r¡ue se defenderían ...
Para esa madrugada le citaron sus cómplice en una
zalllj,a del pt·im r potret·o de la hacienda, el má cercanv a
la casa.
¿Debía o no asi tit· a
es~
emplazamiento lúgubre?
Si no acudía faltab:.t a su palabra
y
los compañeros
e carnecerían al cobarde. ::::.i se presentaba, le enredarían
en la comisión de un hecho sangriento
y
él111o quería matar
a na Iie meno · al patdm ¡ue siempre fue bueno
y
no ·le cau–
. ó
ningún daiio ...
En ambo · ca. o · un peligro grav•e
y
pró;s.imo cerníase
sobre u atribulada cabeza · in que le fuera clahle evitarlo.
Sombm · ele p ·adilla galopaban en su mente de equi–
libra la. Se contemplaba en el a e inato: El mataba al
patt·ón Raúl
y
la cabeza
exánim~
del amito caía obre su
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