ll'IW='\.·L'\DO C'llAYES
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esa hora el chagra comía pacíficamente en u11i ón de
sus numer osos hij os.
-Hola. Don Leanclro-se anunció el hacendado.
Apareci ó el chagra . \ ' iejo. rollizo. colorado-discí–
pulo
intachab ~e
ele l3aco-el Teniente Político se apre.snró
a presentar so lí ci to sus respetos al pat•·ón Raúl.
-Qué se les ohece nii'ios? Buenas tardes . PatrÓt.l
Raúl. como así se le v•e por estos trigos?
-Siempre feliz este Leandro. contento
y
lleno ele ·1•ida
- bromeú el joYen.
-Es mi primo, el seño r Hugo Zamora.
-Par éll servirle, patrón.
-Gracias.
Y
o a usted también.
-Lstecl no sabe lo que pasa en su pueblo, Don Leandro,
Har e poco casi linchan a la profesora de l<t.
es~
del a .
.¿Cómo tolera emejante cosa, hombre de Dios?
-No
he sabido seño r .. ..
EL
1•iejo asisti ó a tocl._ la za]a,ga rda. No fué de los
menos agres1vos .. ..
-Bah. usted con
h a~erse
de nuevas ha escurrido el
bulto. Pero estos actos tan inciYiles pueden costarles
ca~
ros a los bulléllngueros . Es un crimen lo que intentaron
cometer. ¿No .les ha dicho eso el mañoso clérigo que les
instiga?
-No he sabido ·nada. señor .. .. .
-Por no saber nada
y
sin saher nada puede Le!. per-
der el empleo si no garantiza lo mejor que pueda la vida de
esa infeliz chiquilla hostilizada sin causa.
-SeñoL si yo nada se ... En nada me he metido.
-Oiga. Por mi tiene Ud. el cargo. Con que ya sa-