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PLATA Y BRONCE
moral que no practican, que no pueden practicar porque
e fundamenta en la dulzura
y
ellos no la sienten, se han
encallecido en el mal y gustan de la tortura ajena y del
proYecho propio. Caifases redivivos, más
zurdo ~
l]1le-
el
judío. coprófagos, odian el bien porque son incapaces de
crearlo.
Su hopalanda negra flota como un dombo féti–
do sobre los pueblos ignorantes
y
esclavizados.
Celina no esperó clemencia. Las moles
impasibles
ele los Andes se tajarían a sus ruegos férvidos, sus neve–
ras den·etil"Ían un llanto de amor, pero ese pecho velluclc.
de sátiro no tenía resquicios de compasión: sólo palpita–
ba en las fiestas sabáticas
y
en los ..placeres brutal e - . Cal·–
ne de Yicio no supo nunca del tremor azucarado
y
embria–
gador de la Yirtud. La virtud de ese hombre no era más
que hipocresía.
El enjalbegado ele que hwbló Jesús.
-\ida truncada la mía-pensó la chiquilla. Pren–
día en mí el fen·or del mi ionero. Esta obra ignorada
despe1·tó _mi
entusiasmo . La misma he tia que traté ele
acariciar con mis manos enjoyadas de dones, se vuelYe
contra mí con los bigotes erizados .....
. \batió la cabeza altiva entre las manos pálidas. Li–
rio Yotivo agostándose en un altar anónimo de sufrimien–
to. Cruzó ante ella
·~a
pesadilla cruenta ele -u muerte es–
tríada de las luce
de la
iniestra hoguera milenaria en
que crepitaran todos los fanales que horaclaro¡;¡ la noche
de la plebe .....
Después del e carnio
y
de la ofensa, el hecho. mate–
rial, impulsivo
y
feroz.
Pen ó que detrá
de ella ,·enía una legión de
acri–
ficados ig<1ales. de ,·íctimas análogas.
Se entregaban a í,
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