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PLATA Y BRONCE

con andares gitanos

y

cara de aye ele presa. se retorcía en

los espasmos ele su manía sobre el viejo púlpito que ex–

halaba quejidos humanos cada vez que el energúmeno

golpeaba con sus sarmentosos garfios en las tablas.

La excitación era directa. tenebrosa. El púlpito am–

para todas las calumnias

y

cobija todas las amenazas.

En los cerebros torpes ele los campesinos germinaba

lentamente la idea. pero sería pronto su cambio en acción.

El cura odiaba a la normali ta

porque enseñaba a

leer. porque luchaba para que sus alumnos pensaran con

su testuz

y

no fuera el cura quien les diera haciendo des–

pués los testamentos, les leyera las cartas

y

resol viera to–

do asunto. grande o insignificante. ,

Aborrecía el "director e piritual" a la maestra por–

que ella no era "dirigida", usal'>a dentífrico

y

se bañaba

el cuerpo con frecuencia :

-~ Para

qué bañarse ?-acon ejaba él-. El cuerpo na–

da vale. Podemos estar sucios si el alma se sa-lva. No se

necesita ni pensar. ni baño para la

sa~lvación

eterna.

''La salvación"eran las mi as cantadas, los responsos,

las fiestas en las que blanco e indios aprestaban su ubre

económica para que la Yoh-iera flácida la insaciable avi–

dez del santo párroco.

¡Qué dulce es la vida en los curatos! Cómo produce

esa gente humilde

y

creyente. libre ele las malsanas ideas

modernas que ·están tornando estériles las proficuas viñas

del Señor .. _.

Esa mujercita bella que no acudía a rendirse comC?

pasto ele sus seniles y bestiales apetitos, porque huía de

la meclioeval celada ele la confesión. era la que iba a albo-

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