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PLATA Y BRONCE
ta. cobija o colchón al antojo de su poco exigente dueño.
Llega hasta los talones del sumergido en ese aluvión de
lana maloliente. Detrás no le deja libres más que las ta–
loneras deshilachadas de los alpargates. De frente, tres
ondulaciones terminadas en dos puntas con-idas. desde el
barboquejo del sombrero. haldudo y con borlas. hasta el
suelo. Levantada la carpa se admiran los zamarras de
Don Antonio hechos de cuero de puma. Dos largos rec–
tángulos, ele un cuero café rojizo con manchas blancas
y
marrones. que se extienden desde ia cintura hasta las
espuelas, unas roncadoras terroríficas, ·rechinantes.
El saco. una bolsa ele casinete del peis, un chillito
fuerte
y
ele color innombrable, con mangas desmesuradas
y
forradas de lienzo, llena ele bolsillos, porque el mayor–
domo guarda sobre sí nada menos que todo, lo que necesi–
ta se entiende; y él requiere poco para su vida troglodita:
tabacos ele en vol ver en cantidad incontable, asila tabacos
en todos los b olsillos: fósfows, asimismo, algunas cajetas
porque no es fácil bajar al pueblo a mercarlas, y en la
hacienda "naicle se muere por naicle": una cartera en
el
..bolsillo pechero". La cartera ele Don Antonio es archi–
...-o, escribanía, caja de caudales,
''secreta~re"
amoroso,
Registro Civil, todo en una sola, ,amarilla
y
mugrienta
pieza trabajada en Cotacachi.
En ella se encontrarán los billetes en que Don Anto–
nio vendió la vaca que le regaló el- patrón, las .escrituras
ele sus terrenos. los apuntes ele los nacimiehtos y baut'zos
de sus hijoos, las listas ele los rodeos, siembras y cosechas
de la hacienda. todas las cartas ·que Don Antonio ha re–
cibido en su vida, que no son muchas desde luego, no pa-
t
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