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F.PÍLOGO
drama que ha llevado los gérmenes de Asia y de las islas a madurar en
el suelo americano. Muchos han pensado en la probabilidad de metás–
tasis culturales desde Méjico a Perú. Más evidente nos resulta postular
el origen común de los elementos comúnes, que llegaran independiente–
mente, sino sincrónicamente, a las dos orillas del Nuevo Mundo. La
ciencia deberá, con análisis delicado y paciente, discernir, también en
este terreno, una gran cantidad de diferenciaciones y superposiciones. No
FIG. 103
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Los bloquc:s miden 3 metros de
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el
Océano Pacífico
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resulta, por ejemplo, falto de bases imaginar que la pirámide Jmer lle–
gara a Centroamérica, después de los entalles informes del escultor pro–
topolinesio (Marquesas), por intermedio de las ondas melanesias apar–
tadoras de
la
agricultura por
irrigación y del tejido. Sin
embargo,
habrá que confirmarlo o excluirlo con rigor científico, así cómo habrá
que comprobar si los Indios Pueblos, que representan hoy día las mo–
dalidades aportadas por los Polinesios, deben identificarse con los Az–
tecas, como lo discute EVANS (XXXII) o si· a la corriente polinesia debe
asignársele también la paternidad de algún otro movimiento más impor–
tante, en la región de los istmos.
LA NUEVA ESCUELA ARGENTINA.
Al escribir estas últimas líneas, que contienen un "programa de ac–
ción" y trazan nuestras " hipótesis de
trabajo" , no se me oculta que
muchos de nuestros lectores, especialmente si se trata de personas que