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IDEALES PLÁSTICOS

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ESTÉTICA Y SANGRE.

No hay que dejar el argumento de las deformaciones sin utilizarlo

como conviene. Si para el antropólogo es una desgracia tener en nues–

tros museos tantos miles de cabezas indígenas inutilizables, por haber

perdido la forma biológica, en cambio nos bri{ldan datos abundantes e

incomparables para estudiar el ideal humano de esas poblaciones des–

aparecidas.

La deformación de la cabeza de los niños mediante presiones inten–

cionales, pudo ser acaso un hábito constante de la humanidad, en toda

latitud. Pero el becb? que sus ejemplos en Europa y Africa son excep–

cionales e indican que esta práctica fué abandonada en épocas muy re–

motas, casi siempre anteriores a la historia, y que en Asia decayó du–

rante la Edad Media, llama naturalmente la atención / Jacia los pueblos

del área oceánica, especialmente los Melanesios, entre los cuales la de–

formación ba prosperado en todo tiempo, y tiene aún hoy sus secuaces.

Ahora bien, cinco zonas de América están saturadas de cráneos de–

formados, respectivamente dos en el continente Norte y dos en el Sur,

y una quinta en la América ístmica. Tres de esas áreas corresponden

a convivencias que no sa ie on de nomadismo, y son las que tuvieron

por teatro el valle del d o Co ombia, el valle del Mississipí, y la meseta

patagónica. Las otras dos, si comparacio más e;xtensas, y más tupi–

das de cráneos deformados, coinciden on las dos áreas en que el hom–

bre americano llegó a su ás a to ni ve s0ciológico: y son el n0do andi–

no con sus despren'd1mientos, y el territorio México- yucateco. En am–

bas el cráneo deformado fué un índice de la estética colectiva e indivi–

dual, y sus representaciones, consagradas por el arte en el bajorrelieve

y la cerámica, nos muestran que .las formas eran idénticas a las obtenidas

en las demás áreas mencionadas. A su vez, tanto los métodos técnicos

como las formas artificiales de deformación en América son una misma

cosa con las formas y los métodos de Oceanía. La isla de Vancouver,

en Norteamérica, y la provincia Colla, en Sudamérica, son sucursales de

la isla Mallicollo, (Nuevas Hébridas ) , aquella misma en que fué muerto

Laperouse. Por otra parte Ancón y Trujillo en la costa del Perú, y las

orillas del Mississipí son sucursales de las islas Filipinas.

Se ba suprimido la práctica de la deformación en .el Perú mucho

tiempo después de la conquista, por un decreto prohibitivo del año

1545,

mientras en Norteamérica se ba continuado en ciertos lugares basta nues–

tros días. POSNANSKY, el cual no renuncia a ningún medio con tal de

asombrar, ba sostenido que mediante la deformación, los Tiabuanacos,

estupendos conocedores de la frenología (

1),

desarrollaban los tempe–

ramentos a voluntad, creando el tipo

erótico e improductivo,

el

poco